Llevas tiempo queriendo hacerlo, y al final, nada. Y ese patio, esa terraza o ese porche, totalmente desaprovechados por no tenerlos adecuadamente acondicionados. Es que no te das cuenta de la suerte que tienes de poder contar con un espacio exterior, dentro de tu propio hogar, en el que desconectar, relajarte, y contemplar el paisaje. Pero nada, no eres capaz de sacarle partido, y así, la única que la disfruta es la gata. Y ahí tiene ella su casita vieja, sus juguetes, los más olvidados y su fuente de agua. Ah, claro, y tus plantas, esas tan secas que ni la gata se las come. Y ese Aloe, con lo que resisten, y lleva varios meses muerto. Y no es que en el fondo te apetecería ponerla pero no sabes cómo.