La electrónica hace nuestra existencia cotidiana más fácil. Echando un vistazo a nuestro día a día, podemos encontrar ingenios directamente vinculados con nuestra supervivencia, como los frigoríficos; un millar de dispositivos que convierten el acto de matar el tiempo en un placer, como los televisores de plasma; inventos geniales capaces de alegrarle la noche al más pintado, como una mesa de mezcla de dj, y hasta aparatos estrictamente ligados a los modos de vida contemporáneos, como los detectores de radar legales.
Una vivienda tan solo alcanza la categoría de hogar –es decir, nuestro sancta sanctórum particular, refugio contra los rigores de la vida diaria y centro de ocio-, cuando se encuentra equipado y completado con su correspondiente gama básica de electrodomésticos. Cualquiera que haya tenido la suerte (o la desgracia) de habitar un piso de estudiantes, sabe la importancia crucial para la salubridad del entorno que tienen una aspiradora eficiente y un lavaplatos de funciones básicas.
Así las cosas, escoger los electrodomésticos adecuados requiere el conocimiento de unas cuantas premisas fundamentales. El factor más importante es el de la eficiencia energética, que en el caso de los frigoríficos y congeladores, lavadoras, lavavajillas, secadoras, lavadoras-secadoras, fuentes de luz, hornos eléctricos y aparatos de aire acondicionado debe estar señalizada mediante una etiqueta que informe de los valores de consumo de energía y agua del aparato –lo que determina la eficiencia del mismo-, así como sus prestaciones técnicas. Hay siete categorías de eficiencia, cada una identificada mediante un color y una letra asignada. En dirección de mayor a menor eficiencia energética, la clasificación parte del A, de color verde intenso, y va degradándose progresivamente hasta alcanzar la categoría G, de color rojo. Los frigoríficos incorporan además tres franjas de calidad superior: A+, A++ y A+++.
El frigorífico
Para comenzar, tal y como nos explican desde Megahogar, los frigoríficos y las neveras se distinguen en dos divisiones primarias, los de dos puertas y los combi. En el primer caso, sus dimensiones son menores, aunque su precio también (se pueden encontrar a partir de los 300 euros de precio). Su mayor defecto es la limitada capacidad de congelación y la lentitud con la que realizan dicho proceso; un problema que, de igual modo, experimentarán a la hora de descongelar el aparato. Por su lado, los combi presentan una mayor eficacia y rapidez en el enfriamiento y, sobre todo, el congelado, y es que su nombre proviene de la combinación en su estructura de un espacio de nevera y uno o varios cajones de congelación. Obviamente, su precio es más elevado: sus modelos más económicos parten de los 500 euros. Es interesante en este caso observar si el aparato posee tecnología ‘no frost’, que evita la aparición de placas de escarcha y con ello la engorrosa necesidad de efectuar descongelaciones periódicas.
La lavadora
Las revoluciones por minuto que puede desarrollar la máquina determinan por un lado la eficiencia de su lavado, por otro la menor necesidad de secado de la colada y, en un tercer supuesto, el precio de mercado del aparato. El acompañamiento en el catálogo de electrodomésticos de una secadora o las características del clima regional pueden por tanto orientar la decisión a tomar. Pasando a los datos, las lavadoras que alcanzan las 660 revoluciones por minuto producen una colada en la que aún permanece el 80 por ciento de la humedad del lavado, y su precio suele oscilar en torno a los 300 euros. Las lavadoras de 800 revoluciones por minuto dejan alrededor del 60 por ciento de humedad en la ropa y su precio se sitúe en unos 360 euros. Más avanzadas, las lavadoras que desarrollan una velocidad de entre 1100 y 1200 revoluciones por minuto reducen la humedad a menos de la mitad, mientras que su precio roza ya e incluso, en función de los programas de lavado disponibles, supera los 500 euros. A propósito de estos programas, dado que el usuario medio tan solo sabrá utilizar los cuatro o cinco programas más elementales y tradicionales –los realmente importantes, en definitiva-, no conviene dejarse obnubilar por los catálogos infinitos de programas, a cada cual más exótico, que posea el aparato, ya que pueden elevar el precio del producto por encima de su rentabilidad y utilidad práctica real.
El lavavajillas
En la actualidad, cualquier lavavajillas fabricado en los últimos cinco años dispone de equipos y tecnologías de lavado lo suficientemente elaborados como para cumplir con creces los requisitos diarios del hogar. Por esta razón, merece la pena detenerse en aspectos como la sostenibilidad ecológica del lavavajillas o las mejoras punteras que marcan la diferencia entre un modelo y otro. Hay lavavajillas que fingen poseer mayores prestaciones basándose en la más prolongada duración de sus programas de lavados. Esto, además de erróneo, es extremadamente dañino para la sostenibilidad del medioambiente y, si le trae al pairo la ecología, muy perjudicial para los recibos de luz y agua. Tenga en cuenta los ciclos cortos: en determinadas circunstancias son los más adecuados. En cuanto a los hallazgos técnicos, cabe destacar la presencia de sistemas de aquastop, antidesbordamientos y antifugas de agua, diseñados para cortar el flujo de agua en caso de problemas de funcionamiento que puedan derivar en una evacuación de líquido al exterior.
El microondas
En la elección del microondas, se han de considerar tres opciones, teniendo en cuenta la utilidad que posteriormente se vaya a exigir de él. Así, los microondas sin grill son capaces de descongelar con total solvencia y además calientan los alimentos de manera aceptable. Sirven para cocinar platos sencillos y su precio es relativamente bajo. Si se pretende disponer de funciones más elaboradas, con el fin de asar y dorar preparados más complejos, el microondas con grill abre un nuevo mundo de posibilidades, cada vez más dotados para la cocina de alta calidad gracias a su variedad de programas y modalidades de calentado. Un paso más allá va el horno combinado, que aúnan las propiedades del microondas convencional (descongelación y calentado rápido) y la cocina de aire caliente propia de los hornos. Quizás su tendencia al sobrecalentamiento, con los problemas de seguridad que ello trae aparejado, sea uno de sus defectos todavía por pulir.
La aspiradora
El carácter centenario de este invento de limpieza doméstica propicia la existencia de distintas modalidades, ajustadas a los requisitos del consumidor y de su hogar. El prototipo más común es el del aspirador tipo trineo, que absorbe la suciedad a través de una boquilla alargada para conducirla hacia una bolsa recambiable oculta en el interior de la máquina. La amplia gama de boquillas garantiza su adaptación a toda clase de superficies, aunque la eficiencia del barrido varía de un modelo a otro. Los aspiradores con depósito poseen una estructura semejante a los precedentes, aunque en este caso el material aspirado va a parar a un depósito y no una bolsa, lo que evita tener que comprarlas de manera regular. El aspirador tipo escoba funciona con baterías, lo que le otorga mayor independencia y libertad de movimientos. Es ligero pero tiene una capacidad más limitada. Entre los modelos más recientes, destaca el aspirador robot, de tipología plana, tamaño escueto y total libertad de acción. Va por libre, o sea que solo es necesario ponerlo en funcionamiento y dejarlo actuar por su cuenta. En contrapartida, es no alberga demasiada capacidad de almacenamiento, encuentra dificultades a la hora de abordar esquinas y alfombras y su precio es bastante elevado.
El televisor
El indiscutido rey del ocio doméstico, sometido en la actualidad a un debate de proporciones épicas entre el plasma y la tecnología LCD. El LCD es la opción ecológica por excelencia y la preferida entre los consumidores maratonianos de televisión. Su consumo energético es muy inferior al resto de competidores y apenas cansa la vista, por lo que se puede disfrutar ‘non stop’. El aspecto negativo es que, a no ser que incorporen tecnología IPS, el reducido contraste provoca que sus imágenes sean menos vivas. Es ahí donde el plasma toma ventaja, ya que, a pesar de que poseen el defecto de reflejar la luz directa, su colorido es más fiel. Las conexiones del aparato son un factor de decisión relevante, como los euroconectores para el DVD, las entradas de video por componentes para las videoconsolas, la entrada S-Vídeo independientes para las cámaras de grabación de vídeo, la entrada HDMI para el Blue-Ray y los ordenadores portátiles, la salida de audio digital independiente para los amplificadores, la salida de audio para auriculares, la conexión para ordenador analógica (VGA) o digital (DVI) o los lectores de tarjetas de memoria y USB.
Dicho esto, ¿quién no tiene un buen equipamiento en casa?