La sensación que se tiene mientras se organiza una mudanza se parece mucho a ir subido a una montaña rusa: la emoción, la velocidad, las subidas, las bajadas, el tembleque de piernas al terminar…Si has pasado por esto antes sabes de lo que hablo. Pero si es tu primera mudanza sigue leyendo y podrás poner en práctica esta recopilación de trucos, a ver si te hace el trance más fácil.
Antes de mudarte
Si puedes organizarte con tiempo, hacer todo lo que puedas con antelación te ayudará a aliviar el estrés típico que causan estos cambios. Es muy útil saber exactamente del tiempo de que vas a disponer para poder planificar todo lo que se te viene encima. Además, también necesitarás tiempo para comparar presupuestos, de alquiler de furgonetas, si es que te mudas por tu cuenta, o de distintas empresas de mudanzas.
Ya sea que has comprado una nueva casa, o te vas de alquiler, es recomendable disponer de la nueva vivienda antes de tener que mudarte, sobre todo para poder hacer una limpieza a fondo, más rápida y fácil al no haber muebles ni trastos por casa. Céntrate en ventanas, azulejos, suelos y si hay que pintar paredes, sin duda, éste es el momento. Cuando termines no te lleves todos los productos de vuelta, es una buena idea tener un kit básico de limpieza en casa, porque, aunque la dejes lista para entrar a vivir, el mismo día de la mudanza, con tanto entrar y salir, vas a tener que darle un repaso.
Empaquetar las cosas poco a poco también puede ser de gran ayuda. Reúne todo lo necesario para hacerlo y aprovecha tanto los días libres que tengas, como ratos sueltos para ir adelantando. Los básicos para empaquetar son:
- Cajas de cartón: mejor no las compres de tamaño muy grande porque una vez llenas, son demasiado pesadas.
- Cinta para precintar las cajas.
- Tijeras, cúter y rotuladores gruesos para marcar las cajas y bolsas.
- Bolsas de basura de dos colores: usa las de un color para objetos que te lleves a la nueva casa, y las de otro para todo aquello que quieras tirar.
- Papel de periódico, revistas viejas o papel de burbujas para envolver todo aquello que sea delicado o pueda ser peligroso transportar, como los cuchillos.
Empieza empaquetando aquellas cosas que no estás usando ahora, por ejemplo, la ropa de otra estación. Los zapatos a los que no le des un uso habitual, bolsos, ropa de fiesta, ropa de cama y toallas. Deja lo imprescindible para usar y lavar en casa en la que estás. Los libros, decoración, álbumes de fotos…Todo eso también lo puedes ir guardando. Una mudanza es un buen momento para hacer limpieza de todo lo que tenemos, porque es cuando podemos llegar a ser conscientes de todo lo que acumulamos. Por eso es un buen momento para donar o vender aquello que no te quieras llevar. Y, aunque cueste, tira todo lo que ya no uses, lo que guardas pero ya no te gusta, en definitiva, como dice Marie Kondo: todo lo que no te hace feliz.
No obstante, si tienes demasiados objetos e incluso muebles que no puedes instalar en tu nueva vivienda pero que no quieres tirar a la basura, siempre puedes alquilar un trastero. Cada vez hay más opciones en las grandes ciudades. Trasterobox, la empresa alicantina, asegura que hay incluso quienes deciden alquilar su trastero para guardar muebles de casas antiguas, o muebles que han decidido renovar pero están en buen estado, hasta que consiguen venderlos en las típicas plataformas de compra venta de segunda mano. Y es que, al final, merece la pena.
Pero lo que es básico que codifiques cajas y bolsas. Intentar ser lo más específicos posible nos ayudará a la hora de colocarlo todo en el nuevo destino. Aparte de indicar “cocina”, “baño”, “habitación”, es útil que le haga alguna señal a la que contenga lo más imprescindible de cada estancia, y así poder ir desempaquetando en ese orden.
Créeme, aunque te planifiques, suele quedar más de lo esperado para el último día. Y es que, en una mudanza parece que nuestras pertenencias no dejan de multiplicarse, y por más que hayas guardado, siempre parece que el resto no se acaba.
Truco: compra el menor número posible de comida e intenta gastar todo lo que tenga en nevera, congelador y despensa. Transportar comida es pesado y delicado, además de que, si tienes que transportar tu nevera, no se recomienda enchufarla hasta pasadas 24 horas después de haberla movido, con lo cual puede que se te estropee mucha comida.
Si tienes que hacer el cambio de titularidad o de domicilio de suministros como la luz, el agua o internet, es aconsejable informarse del tiempo que necesita cada compañía para la cancelación y el traslado, o la nueva alta. Si puedes consultar varias compañías, quizá sea el momento de valorar hacer un cambio, ya que puede que al hacer un alta nueva te ofrezcan alguna oferta interesante.
El día de la mudanza
Procura tener a mano agua y comida, que no necesite refrigeración, y que puedas comer casi sin preparar: algo de fruta, unas lastas de atún, pan de molde…Entre las cosas que no se te tienen que olvidar este día están ¡comer y beber!
Una vez todo vacío, revisa no dejarte nada en la vieja casa, cierra bien ventanas y persianas, llaves de paso… Si estabas de alquiler, te aconsejo que quedes otro día para entregar las llaves y revisar la vivienda para la devolución de la fianza.
A la hora de ir descargando en la nueva casa, es recomendable dejar en cada estancia las cajas con objetos de esa habitación. Así lo mueves todo de una y ni tienes luego que volver a redistribuir. Monta primero las camas, hazlas y tápalas para que no se ensucien. Agradecerás tenerlas listas al final del día. Conecta y enchufa todos los electrodomésticos que sea posible, eso sí, recuerda dejar pasar el tiempo que necesita la nevera estar desconectada para no estropearla.
Y desembala. No hay más misterios. Si pudiste hacerlo con tiempo y organizaste bien durante el proceso de empaquetado, localiza lo más urgente y empieza por ahí. Deja para más adelante, lo que no vas a usar de inmediato. Resiste la tentación de hacer una habitación por completo, porque el tiempo pasa rápido y es mejor tener fuera todo lo imprescindible en la casa en general, que una habitación completamente decorada. Aunque la casa estuviera limpia, es aconsejable dar una pequeña pasada, por ejemplo, al polvo en los armarios, antes de meter la ropa y a los muebles de la cocina antes de empezar a colocar vajilla y accesorios de cocina.
Si cambias de país
Si decíamos que mudarse puede llegar a ser caótico, hacerlo a otro país, mucho más. En este caso es muy importante que lo primero en que te centres es en organizarte para dejar todo cerrado en el país del que te vas y te informes sobre el siguiente destino. Muchas de las gestiones serán un poco diferentes, dependiendo de si el cambio es definitivo o no, pero te tienes que poner manos a la obra, en cualquiera de los dos casos.
Empieza por los documentos, porque a veces hacer estos trámites lleva más tiempo de lo que imaginamos. Comprueba la fecha de caducidad de tu DNI y pasaporte. Si caducan cuando estás en el extranjero es posible que no puedas o no quieras volar a tu país de origen sólo para renovarlos, si es que piensa volver en un futuro no muy lejano. Si el cambio viene provocado por un traslado de trabajo, o no, pero quieres buscar empleo en tu nuevo país, compulsa los títulos necesarios. En cuanto a las tarjetas, cancela las que no sean imprescindibles. Si vas a mantener alguna cuenta en tu banco, reduce al mínimo las tarjetas que te ocasionen algún gasto y que no puedas seguir usando. Las de los supermercados, bibliotecas, tiendas…que no vas a poder usar, pero que tampoco caducan y no te obligan a nada, guárdalas juntas en un mismo sitio. Con otro tipo de documentos, la decisión dependerá de si piensas volver o no, sin embargo, no está demás conservarlos en una carpeta, por si los fueras a necesitar.
Un punto a destacar es informarse sobre el tipo de atención sanitaria que te vas a encontrar en tu nuevo destino. Sobre todo, para empezar a gestionarla lo antes posible.
Haz una lista con todos los pagos domiciliados que tengas, si tienes alguna suscripción a revistas, el gimnasio…y date de baja de los servicios. Con el contrato de agua, luz, teléfono, seguros…comprueba con cuanto tiempo necesitas comunicar la baja para que no te penalicen y ahorrar dinero. No estás de más que investigues que tipo de compañías de teléfono hay en tu país de destino, para saber si te conviene seguir manteniendo tu número español. Si te mudas por Europa, quizá ni siquiera tengas que cambiarlo.
En cuanto al alojamiento. Aunque pueda suponer un gasto extra es mejor pasar los primeros días en un hotel o apartamento alquilado, de los que podemos encontrar fácilmente a través de app, de confianza. Comprar o alquilar sin conocer la zona y ver el estado de la vivienda, no es nada recomendable por los posibles fraudes.
Así puedes viajar con el equipaje justo y contratar el resto de la mudanza cuando puedas instalarte definitivamente. Dependiendo el país en que vayas a residir, los gastos no compensarán que te lleves toda tu vida a cuestas. La cosa cambia si te mudas a un país de Europa, ya que, hoy en día, hay más opciones para hacer una mudanza sin preocupaciones. Consultando a algunos profesionales hemos averiguado que, hoy en día, ya hay varias opciones para hacerlo. La primera es contratar los servicios de una empresa que lleve tus pertenencias del punto A al punto B, en las fechas que le indiques. La novedad está en poder contratar una mudanza compartida, que será más económica si puedes adaptar tu ruta y tus fechas a la de otros clientes. Como en todo este proceso, prepararlo todo con tiempo, nos ayudará a encontrar la mejor opción en nuestro caso.
En todo este proceso de cambio, hay que contar también con el traslado de mascotas, si las tienes. Si necesitan algún permiso sanitario para viajar, cómo van a realizar el viaje y qué trámites son necesarios para cumplir con la legalidad del país.
Las mudanzas en general pueden producir estrés, si además es internacional, mucho más. Por eso, el primer consejo de todos sería encarar todo el proceso con optimismo. Al final, un cambio es una oportunidad. Despedirse con gratitud de tu antigua casa o país es un buen punto de partida para empezar una nueva vida con alegría.