Los problemas dentales más comunes en la población

Problemas dentales

Puede que tengas la sensación de que, a estas alturas, todo el mundo tiene clara la importancia de cuidar los dientes. Cepillarse tres veces al día, evitar los azúcares, no fumar, hacerse limpiezas… Lo hemos escuchado tantas veces que lo damos por hecho. Pero si miras alrededor, la realidad no es tan perfecta. Muchísima gente sigue teniendo caries, encías inflamadas, mal aliento, sensibilidad dental o dientes torcidos. Y no solo en personas mayores o en quienes nunca han pisado una consulta. También en personas jóvenes, que aparentemente se cuidan.

Lo curioso es que, en un momento en el que hay más información que nunca, los problemas dentales siguen siendo una de las causas más frecuentes de visitas al médico, de dolor físico y de gastos evitables. Entonces, ¿qué está fallando? ¿Por qué, si lo sabemos, seguimos sin solucionarlo?

 

La caries, un problema de siempre que no desaparece

La caries es, probablemente, el problema dental más común. Y sigue siéndolo, aunque no debería. Se forma cuando las bacterias que tienes en la boca producen ácidos que dañan el esmalte del diente. Estos ácidos suelen venir del azúcar que consumes a diario, incluso aunque no te des cuenta.

El problema no es solo por tomar muchos refrescos o azúcar. Es que muchos alimentos que consideras sanos, como ciertos yogures o zumos envasados, también tienen azúcar añadido. Y si no te cepillas bien, esos restos se quedan ahí, alimentando a las bacterias. Al cabo de unas horas o días, el daño ya está hecho.

La caries muchas veces no da síntomas hasta que el daño es profundo. Por eso, cuando sientes dolor, puede que ya sea tarde y tengas que empastar, hacerte una endodoncia o incluso perder el diente. Evitarla no es complicado, pero sí requiere constancia. Y ahí está el fallo: solemos confiarnos.

 

El sarro y la gingivitis, dos que van de la mano

Puede que te cepilles los dientes todos los días y aun así tengas encías inflamadas o sangrado al escupir. Eso suele ser gingivitis, y se produce cuando el sarro se acumula en la base de los dientes y las encías reaccionan. Es una inflamación que a veces pasa desapercibida, pero que indica que algo no va bien.

El sarro es la placa bacteriana endurecida. No se elimina con el cepillo, solo con limpieza profesional. Lo más normal es que se acumule con el tiempo, sobre todo si no usas hilo dental ni haces revisiones cada cierto tiempo. Incluso si te cepillas bien, hay zonas entre los dientes o en la línea de la encía donde es fácil que se quede placa. Y cuando eso se acumula durante semanas o meses, el sarro aparece.

Cuando la gingivitis no se trata, puede empeorar y pasar a ser periodontitis. Y ahí la cosa se pone más seria, porque puedes empezar a perder hueso y, con el tiempo, los dientes se aflojan. Muchos adultos terminan con dientes en mal estado no por caries, sino por problemas de encías. A veces pierden piezas sin haber tenido un solo empaste antes.

La clave está en la prevención. Pero como suele pasar, no duele al principio, así que no le das importancia. Hasta que es tarde. Y entonces, el tratamiento ya no es tan simple como una limpieza. Hay que intervenir más a fondo, y eso implica tiempo, dinero y molestias que podrías haberte evitado si hubieras actuado antes.

 

El mal aliento, más común de lo que se reconoce

Pocas personas hablan de ello, pero el mal aliento es más habitual de lo que parece. Y lo peor es que muchas veces no te das cuenta tú mismo, sino la gente que tienes cerca.

El mal aliento puede venir de una mala higiene, pero también de restos de comida entre los dientes, encías enfermas o una lengua que no se limpia. Hay quien lo intenta disimular con chicles o sprays, pero eso solo tapa el problema, no lo soluciona.

En realidad, si tienes mal aliento frecuente, lo primero que deberías hacer es una revisión dental. No es algo que debas normalizar. Puede parecerte menor, pero muchas veces es la señal de algo más serio.

 

Sensibilidad dental que va en aumento

Tomar algo frío, morder algo caliente o incluso respirar por la boca en invierno. Si notas un escalofrío en los dientes en esas situaciones, tienes sensibilidad dental. Y no es raro. Afecta a muchísima gente.

Esto suele pasar cuando el esmalte se desgasta o cuando las encías se retraen y dejan expuesta la raíz del diente. Las causas pueden ser muchas: desde cepillarte con demasiada fuerza hasta usar pastas abrasivas o apretar los dientes por estrés.

La buena noticia es que se puede aliviar. Existen pastas específicas y tratamientos que tu dentista puede aplicar. Pero para que funcionen, primero necesitas saber por qué tienes el problema. Y eso solo lo sabrás si vas a que te lo miren.

 

Dientes torcidos o apiñados

Cuando se habla de ortodoncia, muchas veces se piensa que es algo estético. Pero no siempre es así. Tener los dientes mal colocados puede dificultar la limpieza, favorecer la acumulación de placa y, a la larga, provocar caries, gingivitis o incluso desgaste por mordida incorrecta.

Hoy en día hay muchas opciones de ortodoncia, desde los brackets clásicos hasta los alineadores transparentes. Pero lo más importante es entender que no es un capricho. Si tus dientes están apiñados o mal posicionados, tarde o temprano pueden darte problemas.

Lo ideal es tratarlo en la infancia o adolescencia, pero nunca es tarde. Cada vez más adultos deciden corregir la posición de sus dientes, no por estética, sino por salud.

 

Nuestra higiene dental no es correcta

Hace poco estuve hablando con el equipo de Dental Castro Ferreiro, una clínica de Ferrol, porque quería entender por qué tanta gente sigue teniendo problemas dentales a pesar de estar informada.

Me explicaron que muchas veces la clave está en la falsa sensación de control. Es decir, piensas que te cuidas porque te cepillas los dientes todos los días, pero lo haces mal. O te saltas el hilo dental. O no te haces limpiezas profesionales. Crees que haces lo suficiente, pero no es así.

También me comentaron que mucha gente no sabe que incluso un pequeño dolor que aparece y desaparece puede ser señal de algo más serio. O que solo van al dentista cuando ya no pueden más del dolor. Y ahí el tratamiento es más largo, más caro y más molesto.

El consejo que me dieron fue muy claro: si quieres evitar problemas de verdad, lo básico no es solo cepillarte. Es hacerlo bien, usar hilo dental, cuidar lo que comes y, sobre todo, ir al dentista al menos una vez al año, aunque creas que estás bien.

 

¿Por qué seguimos igual si sabemos más?

Una de las preguntas que más me hago es por qué seguimos teniendo tantos problemas dentales si ya sabemos lo que hay que hacer. La respuesta, por desgracia, es sencilla: por comodidad, por falta de tiempo o por evitar el gasto.

Muchas veces prefieres comprar una crema para la cara o un suplemento, pero no invertir en una limpieza dental. Y eso es un error. Porque los problemas dentales no se curan solos. Si los dejas, empeoran. Y lo que era algo sencillo de prevenir se convierte en un problema caro y complicado.

También influye que mucha gente tiene miedo. Hay quien ha tenido malas experiencias en el pasado y evita ir al dentista todo lo posible. Pero hoy en día, la mayoría de clínicas trabajan con técnicas muy cuidadosas y con personal que entiende lo importante que es que te sientas tranquilo. Aun así, el miedo sigue siendo una barrera para muchos.

Y, por último, está el tema del ritmo de vida. Vivimos rápido, comemos cualquier cosa, lo dejamos todo para después. Y la boca paga las consecuencias.

 

¿Qué puedes hacer tú para evitarlo?

Tienes que tener claras unas cuantas cosas básicas y aplicarlas de forma constante:

  • Cepíllate bien los dientes, al menos dos veces al día, y hazlo durante dos minutos reales.
  • Usa hilo dental o cepillos interdentales cada noche.
  • Evita los alimentos y bebidas azucaradas, sobre todo entre horas.
  • No fumes. Es uno de los peores hábitos para tu salud bucal.
  • Hazte una limpieza dental profesional al menos una vez al año.
  • Si notas dolor, sensibilidad, sangrado o mal aliento frecuente, no lo ignores.
  • Y, sobre todo: no esperes a tener un problema para ir al dentista.

Debemos asegurarnos de evitar infecciones, dolores, pérdida de piezas y tratamientos caros. Es hacer algo tan básico como dormir bien o comer bien. Pero aún no lo tratamos con la misma importancia.

 

No lo dejes pasar más

Tu salud bucal no debería depender del tiempo que te sobre o del dinero que te quede a final de mes. Si tienes dientes, tienes que cuidarlos. No hay excusas que valgan. Porque una vez que pierdes una pieza o tienes una infección, ya no hay vuelta atrás.

Actualmente, puedes evitar casi todos los problemas dentales con medidas simples y accesibles. Pero hace falta que te lo tomes en serio.

Así que, si llevas tiempo sin ir al dentista, si sientes alguna molestia o si sabes que podrías hacerlo mejor, es el momento. Hazlo por ti. Porque, aunque no lo parezca, una boca sana te cambia muchas más cosas de las que imaginas.

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