Adiós a las etiquetas decorativas

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Que si Art Decó, que si Vintage, que si estilo nórdico, que si rústico, contemporáneo… todo eso no son más que palabras que inventamos muchas veces los decoradores para poner nombre a una nueva tendencia ya que, hasta que no la vemos en más de un hogar o en revistas de renombre no es tendencia. E incluso a veces pienso que sólo es tendencia cuando alguien dice que lo es, y si es alguien importante en el sector, mejor.

De un tiempo a esta parte me estoy cansando de que se le ponga etiqueta a todo en esta vida, A TODO, pero no puedo evitar que nuestra sociedad siga siendo clasista, aunque intente esconderlo. Lo que sí puedo evitar es que le pongan etiqueta a mis diseños y eso es precisamente lo que voy a hacer.

Mi última creación fue una habitación de niña que pasaba de su más tierna infancia a la adolescencia y juventud. No suelo hacer este tipo de trabajos ya que a los decoradores se nos suele llamar para redecorar viviendas completas o para salones y salas de estar, zonas con mucha afluencia de visitas. Sin embargo, la niña de la que hablo es de la alta alcurnia, y bastante conocida por cierto, y me interesaba que en ese mundillo se empezara a escuchar mi nombre, así que acepté el trabajo y puse en marcha mi genio para dar lo mejor de mí.

La joven, aunque en proceso de cambio, seguía siendo realmente infantil. Puede que ya no quisiera sus peluches de Mickey Mouse, ni sus vinilos de ositos en la pared, pero podríamos decir que aún no había dado el salto completo a la adolescencia y por eso intenté crear algo en transición. Una especie de habitación que ahora tuviera una personalidad y que dentro de un par de años pudiera tener otra muy diferente con un par de toques que ella misma podría darle. Opté por un sencillo conjunto de cama, armario y escritorio con un par de lejas flotantes que tenía un estilo bastante neutro y decoré la estancia con textiles originales de una tienda de decoración española que confecciona sus propia decoración con un toque que ellos califican de “retro” y que yo califico de “original”. Sus creaciones son muy combinables en cualquier estancia y me pareció el toque perfecto para que la niña tuviera algo personal sin que definiera un estatus que aún no había decidido tomar.

No quise recargar mucho las paredes así que siguiendo la amplia gama de pinturas de  La Casa del Pintor de Murcia escogí algo muy neutro y sencillo que sirviera de base para muchos años e incluso para cambios decorativos si así se decidiera en un futuro para esa misma estanca. Además que elegí un cuadro precioso de un artista emergente en una galería de arte online. Se trata de una pintura, tipo grafiti, de una chica con gafas de sol y pañuelo en la cabeza que recuerda un poco a las mujeres revolucionarias y trabajadoras de los años 70. Una pasada de cuadro que le servirá de inspiración ahora y que le encantará dentro de unos años. Además, teniendo en cuenta al autor de la obra es muy posible que lo que le he colgado en la pared se revalorice notablemente en pocos años, así que igual hasta le he conseguido una inversión sin planteármelo.

Mi propio estilo

No utilicé nada más para este trabajo que aquello que ya os he mencionado: sencillez, líneas rectas, personalidad y poco más. Un trabajo fino que a unos encantará y que otros verán como algo soso, pero lo importante es que la niña quedó encantada y, con ella, su madre.

Ahora bien, con todos los detalles que os he dado… ¿en qué tendencia decorativa incluiríais esta decoración? ¿Vintage tal vez por la pista que os he dado sobre los textiles retro? ¿Puede que clásica por la sencillez que destaca en toda la estancia? ¿O tal vez os decantéis por el estilo nórdico por eso de las líneas rectas y muebles neutros? Pues ninguna de las tres es acertada. Esta decoración es la decoración de Elia, (así llamaré a la niña), y se la hizo su decoradora bajo un punto de vista creativo siguiendo su propio instinto y no una tendencia pasajera que, en menos que canta un gallo, pasará de moda. Esto es decorar con cabeza y pensando en el futuro y en que ese trabajo perdure en el tiempo. Ese es un trabajo bien hecho por un profesional como la copa de un pino.

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