Malgastar el dinero es prácticamente un crimen moral tal y como estamos sumergidos en una abrumadora crisis económica que parece no tener visos de acabar. Por eso es conveniente saber cómo y por qué se gasta nuestro dinero. Uno de los terrenos en los que más gastos se producen de forma innecesaria o fraudulenta, es en la administración de fincas urbanas y rurales. Un buen asesoramiento por parte de un experto nos asegura que el dinero que los vecinos han invertido en el mantenimiento y cuidado de su comunidad, repercuta de una forma adecuada en beneficio de esta.
Para conseguir este propósito y no perder dinero sin ser consciente de ello, la opción más fácil y económica es contratar a un administrador de fincas como Gestoría Toledano. La labor de estas personas consiste en la gestión y el mantenimiento en una comunidad de vecinos con la mayor rapidez, eficacia y ofreciendo resoluciones competentes a los problemas que surjan. Esta persona cuenta con una preparación formativa adecuada y una titulación, bien sean estudios superiores universitarios concretos (como licenciaturas de Derecho, DADE, Económicas o Empresariales, entre otras) o superar un plan de estudios de tres años y ofertado por la Escuela Oficial de Administradores de Fincas, que se imparte actualmente en hasta once universidades de España.
Aparte de estas obligaciones, continuamente se siguen ofreciendo cursos formativos y charlas para aumentar o actualizar los conocimientos, ya que este oficio constituye una gran cantidad de actividades que un buen administrador debe ser capaz de cubrir satisfactoriamente. En el cómputo general de su trabajo debe asumir conocimientos jurídicos, contables y técnicos. Los primeros servirán para la protección de los datos de los propietarios y la gestión y asesoramiento en las cuentas de la comunidad, algo que debe resultar totalmente claro y transparente, ofreciendo información sobre los gastos y las entradas de dinero e, incluso, controlar la posible morosidad dentro de la propia comunidad, disponiendo en algunos casos de seguros especiales para deudores, garantizando así la recaudación al instante del capital que falte.
Una de las grandes ventajas de contar con uno de estos profesionales es que cuentan con ciertas condiciones preferentes en acuerdos de cooperación preferencial (rubricados por el Colegio de Administradores) con diversas entidades bancarias. Con ello consiguen una gran gama de productos y servicios, en beneficio directo de la comunidad para la que trabajan, que de otra forma sería más difícil y más cara de conseguir. Por supuesto también se ocupa de tareas cotidianas como convocatorias de juntas vecinales, ejecución y seguimiento de las decisiones tomadas en ellas, redacción de actas, etc. Un administrador de fincas maneja a su vez una serie de conocimientos y habilidades técnicas en lo relacionado con el estado del edificio y las inspecciones que se le vayan a realizar (las ITE). Abarca ciertos conocimientos básicos de fontanería, electricidad y demás, coordinando las contrataciones de servicios externos si se requiriesen debido a una mayor gravedad del problema.
Por lo tanto, la contratación de los servicios de un administrador es un valor seguro de ahorro para los propietarios y la expansión de asociaciones encargadas de gestionar estos recursos es quizá una muestra su efectividad. Buscando en guías de contactos o en Internet, se encuentran multitud de estos negocios que pueden diferir entre ellos en algún pequeño aspecto. Por ejemplo, si residimos en la zona levantina, se pueden encontrar empresas con una gran diversificación en sus departamentos, los cuales sirven en la asesoría de la parte jurídica y contable de la administración de fincas en Alicante, que puede tener algún aspecto jurídico diferente al de otra zona diferente, lo cual resulta muy ventajoso. Si por ejemplo residimos en Pozuelo (Comunidad de Madrid), encontramos asociaciones de varias empresas que colaboran para obtener un máximo beneficio y que, además, se especializan en software para mejorar las acciones administrativas de sus empleados y que colaboran en programas medioambientales para reducir posibles daños con la bajada de gasto energético o haciéndolo más eficiente, abaratando así las facturas de los propietarios.