A pesar de que todos somos conscientes de los contras que trae consigo una reforma, realmente no nos damos cuenta de hasta qué punto puede hacer temblar los cimientos de una relación, de una estabilidad e incluso de tu salud mental, pero la realidad es que las reformas, por pequeñas que sean, siempre dan quebraderos de cabeza.
Hace menos de dos meses decidimos liarnos la manta a la cabeza para reformar la vieja casa del pueblo de la abuela de mi marido. Parece un trabalenguas pero esa la manera más fácil que he tenido para especificar un poco de dónde provenía la herencia y el motivo de la necesidad de reforma. Digo esto porque, en cuestión de días, ya estábamos discutiendo. Ambos queríamos lo mismo aparentemente, reformar una casona antigua respetando la estética rústica y poder utilizarla en verano como segunda vivienda vacacional. Hasta ahí, todos de acuerdo. ¿Pero qué pasa cuando empezamos a hablar del “yo quiero…”, “a mí me gustaría…”, “estaría bien que….”? Pues que no hay dinero para todo y decidir qué es lo que tiene más importancia trae consigo peleas, dudas y más de un quebradero de cabeza.
Yo pretendía hacer una reforma integral utilizando este tipo de losa de piedra natural, suelos rústicos e incluso pensé en poner este tipo de balcones de forja en el exterior. Como veis cambios estéticos para conseguir una decoración que simulara lo que tenía en mente. Mi marido, en cambio, cuando pensó en preservar lo rústico y antiguo tenía en mente algo muy diferente: dejar todo como estaba y cambiar sólo instalaciones de electricidad y fontanería para que la vivienda fuera segura.
Lávate las manos
Este tipo de encontronazos puede llevar a más de un problema familiar que es innecesario. ¿Realmente queremos enfadarnos por algo así y poner en peligro el bienestar de nuestro matrimonio por la herencia de una casa en la que no hemos gastado nada? En mi opinión, lo mejor es apartarnos del asunto, olvidarnos del tema, y dejar la reforma en manos de profesionales. Al confiar en empresas de reformas integrales te conviertes en una especie de pagador que firma cheques o hace ingresos en cuenta sin tener mayor responsabilidad que esa.
Para la casa de veraneo que nos ha dejado la abuela hemos contratado a Alfa Interiorismo y, a pesar de que le dimos nuestras directrices a seguir y sé que las están cumpliendo a rajatabla, tengo cierta curiosidad por ver cómo va todo. A pesar ello me estoy controlando a mí misma para evitar el impulso de pasarme por allí a echar un ojo. Y es que eso es algo que sé que no me vendría nada bien porque empezaría a preguntar, se me ocurrirían ideas que debatiría con mi marido y acabaríamos de nuevo como al principio: peleando. Lo mejor es dejar todo en manos de profesionales y olvidarnos del tema hasta que finalice la obra, a no ser que sean ellos los que nos hagan alguna consulta, claro está.
Lógicamente, cuando lo pienso, envidio a esas personas que controlan cada cosa de la reforma, porque saben lo que quieren, como lo quieren y toman las decisiones que prefieren, pero ahora mismo y visto lo visto, creo que cuando las decisiones son cosa de dos, más vale dejar todo en manos de un tercero que evite las confrontaciones y los problemas.